El ser humano está hecho para estar en movimiento, por lo que desde que se está moviendo; por eso cualquier alteración en este movimiento tendrá como consecuencias alteraciones a nivel físico y a nivel mental. Para tratar este tema empezaremos definiendo el término en cuestión de nuestro post de hoy, “Patrón motor”, como una serie de movimientos organizados que se efectúan en una secuencia espacio-temporal concreta, como, por ejemplo: correr, golpear, agarrar, saltar o lanzar.
El aprendizaje de estos patrones se realiza inconscientemente en la infancia y la reproducción reiterada de estos movimientos generan un aumento en la coordinación de las estructuras implicadas en cada movimiento aumentando así la eficiencia y la eficacia del mismo, que muy probablemente algún gesto será trascendental para la práctica de alguna modalidad deportiva y si no es así, lo será seguro para el devenir de la vida cotidiana. Pero lo importante a la hora de aprender estos gestos o patrones motores es desarrollarlos progresivamente desde lo general a lo específico; es decir, aprovechar la infancia para crear una base de movimientos lo más amplia posible, para que a medida que el ser humano se hace adulto, pueda elegir e incidir en aquella que les sean más necesarias para su deporte o su estilo de vida.
Otro aspecto de la vida en la que se debe incidir en la modificación de algún patrón motor es cuando aparece una lesión en algunas de las estructuras óseas o musculares. Primeramente, porque en un alto porcentaje estas vienen producida por una biomecánica incorrecta en las articulaciones que rodean el punto lesionado y que participan en las mismas cadenas cinéticas; y además porque durante el tiempo que dura el proceso de la lesión y la recuperación, los patrones motores se modifican inconscientemente huyendo del dolor generando así una mayor carga en músculos y articulaciones que no deberían soportar ese nivel de exigencia.
Así pues, en el proceso de aprendizaje o re-aprendizaje de un patrón motor hasta que este movimiento sea realizado de manera automática correctamente se deben diferenciar tres fases.
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Fase de observación del patrón motor correcto del movimiento en cuestión, para que el cerebro lo vea y sea capaz de recordarlo.
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Fase de realización del patrón motor correcto del movimiento en cuestión de manera consciente, para que se comiencen a generar las adaptaciones nerumousculares necesarias.
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Fase de realización del patrón motor correcto del movimiento en cuestión de manera inconsciente. Esta fase es la que necesita más tiempo, un patrón motor correcto no se consigue en un día ni en una semana, ya que debemos automatizar la correcta ejecución.
Dentro de estas tres fases tienen un papel fundamental los músculos estabilizadores, que son menos conocidos, tienen menor tamaño y en su mayoría están en capas más profundas, estéticamente no son tan agradecidos, pero su tonificación es clave. Y es en la tonificación de estos músculos como pueden ser el glúteo medio, el psoas-ilíaco, el dorsal largo, el subescapular o el supraespinoso; dónde el entrenamiento con ELECTROESTIMULACIÓN aparece para reducir los plazos y facilitar la recuperación de los patrones motores correctos, corrigiendo esos músculos que por estar débiles, han lesionado a otros ampliando su participación y la tensión que deben soportar.
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